lunes, 22 de marzo de 2010

Raimundita



Es una noche muy larga. En la mesa hay aparatos que no entiendo. Ellos sabrán lo que hacen, yo sigo en silencio para no estorbar. ─¡En el espejo!─ dicen. Sus miradas y los cables no tardan en localizar el lugar. No hay nada. Antes estaba tranquila, ahora tengo miedo. Me levanto y miro a través de mis manos el recuerdo azul de los zapatos de baile. Busco los ojos del que tengo al lado y él atraviesa mi mirada sin hacerme caso. Estoy nerviosa. Observo que más allá del balcón entreabierto aún es noche cerrada, no quiero verlo, no me gusta la noche. Cierro los postigos. ─¡En la ventana!

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