martes, 23 de diciembre de 2014

AUSTRALIA II Acto II Escena

   
                              SEGUNDA ESCENA


(Agustina sale del salón y se la oye hablar con la hermana Herminia mientras entran)

Agustina:
¡Ay, tía...! ¡Qué desgracia!

Hermana Herminia:
¡Hija mía, Agustina... resignación!

(entra Agustina acompañada de la hermana Herminia y la hermana Olvido que viene cargando dos maletas)

Agustina:
(lastimosa)
Sí tía... pero ha sido tan repentino... Has llegado pronto, ¿no?

H. Herminia:
Me avisó esta tarde Casiana y, como la madre superiora sabe de mi cariño por mi prima, ha tenido la cosa de ofrecerme la furgoneta del convento y a la hermana Olvido... que tiene carnet.

Agustina:
(saludando con la cabeza a la h. Olvido) mira qué bien...

H. Herminia:
llévame a su lado... sin más tardar.

Agustina:
(dirigiéndose a la h. Olvido que sigue callada y con las maletas) ¿Y usted...?

H. Herminia:
(anticipándose) La hermana no puede hablar, tiene promesa...

Agustina:
Ah... (deja de preocuparse por la h. Olvido y se agarra del brazo de su tía saliendo de la habitación)


(La hermana Olvido permanece en el salón con una maleta en cada mano. De pronto vuelve a entrar la h. Herminia con sigilo)

H. Herminia:
(sigilosa) ¿pero qué haces? Suelta ya las maletas...(buscando) allí (señalando un lugar detrás de un mueble pero a la vista del público)..., que no se vean mucho... La vieja Casiana es más lista que el hambre.

H. Olvido:
(resoplando) por fin... ¿Y ahora qué?

H. Herminia:
(misteriosa) Tú calladita... (con ironía) ya sabes que tienes promesa. Ven y no te separes de mí, así no habrá peligro...

(entra Casiana en el salón)

Casiana:
Ah, está usted aquí... que dice la señorita Alicia que la espera, que si no iban a rezar el rosario...

H. Herminia:
Ya voy. (como para Casiana) la pobre hermana Olvido... es un poco cortita y no quiero dejarla sola. Además como no habla... (empujando suavemente a la h. Olvido salen de la habitación), vamos, vamos, no te quedes aquí sola mujer...

Casiana:
(se apoya en un mueble y hace gestos de esperar lo peor) ¡Qué lío se avecina...! Doña Luisa se empeña en hacer siempre su santísima voluntad... como si los demás fuéramos tontos y no supiéramos de sus manejos... La pantomima acaba de empezar... por ahora nadie se ha dado cuenta... y es que los polvos de talco la han dejado... como muerta... (ríe)

(entra Alicia)

Alicia:
Tata... vengo un rato contigo... que mi madre y tía Herminia me tienen loca con letanías y padres nuestros... (se deja caer en la mecedora) La mecedora... ¿te acuerdas cuánto me gustaba de chica?... Abuelita me contaba cuentos aquí sentada y yo sobre sus rodillas... (llora sincera) ¿Por qué es así la vida...? ¿por qué no he podido despedirme de mi querida abuela? (mostrando desesperación) No sé que será de mí ahora sin ella... ¡con mi madre!...

Casiana:
(queriendo entender) ¿pues qué va a ser? Lo mismo, mi niña... la abuelita te seguirá cuidando... esté donde esté... , yo siempre aquí para ti... y ya sabes cuánto te quiere tu madre...

Alicia:
(para el público) si ella supiera...

Casiana:
seguirás con tus estudios de bichos... y cuando quieras te vienes aquí para que yo te cuide, como de chica... (se acerca a ella y acaricia su pelo mientras empuja la mecedora), te haré los dulces que te gustan... y juntas buscaremos ranas en la alberca del huerto, como de chica... Verás Alicita..., fíate de mí,...
(para el público) Si ella supiera...

Alicia:
(adormeciéndose con el meneo de la mecedora y las palabras de Casiana) ¡Qué sueño tan dulce, Tata!... Haces que me acuerde de mi infancia tan feliz... y parece que de nuevo soy una niña... y os tengo a la abuela y a ti...

Casiana:
Estás cansada de tanto ajetreo... ve a dormir, mi niña... Tienes tu cuarto preparado. No tienes edad de estar toda la noche en vela... para eso estamos las viejas.

(entra Agustina que ha escuchado las últimas palabras)

Agustina:
de eso nada... Alicia. Tú te quedas conmigo como está mandado ¡Vamos! ¿A quién se le ocurre no estar con tu abuelita (irónica) con lo que tú la querías? (a Casiana) y tú no le des ideas... que la niña ya no es tan niña y tiene que apechugar como todo el mundo...

Casiana:
(sorprendida con la reacción de Agustina) Agustina, hija..., ¿qué te ha dado?

Agustina:
(de mal humor) no me ha dado nada... que ya está bien de mimos para la niña... ¿y yo qué?...A partir de ahora las cosas van a cambiar... y mucho.

Casiana:
(para el público) no lo sabes tú bien...

Alicia:
(recriminatoria) Mamá, ya está bien... (más dulce) iré contigo... la abuelita se lo merece todo.

Casiana:
(manipulando descarada) Pero Agustina... lo suyo es hacer turnos... ¿para qué estar despiertas toda la noche con lo que nos espera mañana? Tenéis preparados los cuartos con las sábanas recién planchadas como a ti te gustan... Mañana, a eso de las ocho, llegarán los de la funeraria...

Agustina:
(bostezando) quizá tengas razón... Si... Alicita y yo descansaremos ahora (irónica)... ya que está tan cansada. Dí tú a mi tía Herminia que hagan ellas el primer turno... total... están acostumbradas al sacrificio...

(suena la esquila)

Casiana:
Será tu tía Clara. Ya me dijo que llegaría tarde.

Agustina:
(sobresaltada) Ah..., vamos Alicia..., no tengo ganas de más lloros...

(Agustina coge a su hija de un brazo y salen las dos precipitadamente del salón. Las sigue Casiana y enseguida se la escucha hablar con Clara y Carmelita, fuera y luego entrando en el salón)


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